2018/11/08

La acumulación de agua y basura amenaza las pinturas rupestres de Lekeitio (El Correo)


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La acumulación de agua y basura amenaza las pinturas rupestres de Lekeitio



Izaskun Errazti. El Correo.

Los espeleólogos que las hallaron reclaman a la Diputación medidas para preservar grabados de hace 14.000 años.


BILBAO. El municipio de Lekeitio recuperó en 2016 un tesoro que creía perdido. El 1 de mayo de aquel año ocho espeleólogos del grupo ADES-Gernika hallaron y exploraron la cueva de Armintxe, que se había dado por desaparecida como consecuencia de las obras de urbanización y construcción de viviendas realizadas en la zona entre finales del siglo pasado y comienzos del actual. Ahora, la acumulación de agua y basura puede suponer una nueva amenaza para esta destacada muestra de arte rupestre, con obras que suman hasta 14.000 años de antiguedad.

La situación es tal que los espeleólogos que participaron en el hallazgo de la gruta reclaman medidas urgentes para preservar el conjunto de dibujos de animales y de signos abstractos grabados en las paredes y techos más altos en los compases de la última glaciación. El portavoz del Grupo Mixto en las Juntas Generales, Arturo Aldecoa, también se ha hecho eco del problema y ha solicitado la comparecencia de la diputada de Euskera y Cultura, Lorea Bilbao, para que explique qué acciones contempla la institución foral para garantizar el mantenimiento de la obra artística que esconde la cueva. Ayer, un portavoz del departamento aseguró que «se está trabajando con hidrólogos» para atajar las incidencias que sacuden a Armintxe, «que se agravan cuando llueve mucho». Un problema que los espeleólogos que accedieron a la cueva hace más de dos años detectaron desde el primer día.

Inundaciones cíclicas


Al parecer, la cavidad funciona como un colector de las aguas de una amplia zona y se ha comprobado que las intervenciones urbanísticas acometidas en los dos últimos siglos han alterado profundamente el curso del río subterráneo «y han impedido que el agua discurra por dentro de la cueva», explica Oier Gorosabel, miembro del grupo espeleológico ADES.

Según indica el experto, la última actuación de este tipo se llevó a cabo en 2001. «Debido a estas obras, el agua que normalmente circula a cinco metros por encima del nivel del mar, en época de lluvias asciende hasta los 25», apunta Gorosabel. De esta forma, la mitad de la gruta queda bajo el agua, incluyendo pinturas rupestres, «porque hay más que las famosas», advierte. 

En algún momento, estas inundaciones cíclicas han alcanzado la base de la sala en la que se encuentra el panel principal, que agrupa unas 25 representaciones de animales o signos. Además, los técnicos han comprobado que algunos grabados situados en cotas inferiores sufren «un progresivo deterioro» por este motivo.

El problema no acaba aquí, porque la gruta funciona «como una especie de colador y todo lo entra ya no sale». Cuando los espeleólogos accedieron a la cavidad detectaron un montón de basura «que se fue acumulando para luego sacarla. Que sepamos sigue allí», señala Gorosabel, cuyo grupo dejó de participar en las excavaciones cuando la Diputación se hizo cargo de ellas. Acabar con el problema de las inundaciones exige, según afirma, «finalizar la exploración de la cueva, que se quedó a medias». Y hay zonas «a las que no se puede acceder si no es con ayuda de espeleólogos». Mientras, el tiempo corre en contra de Armintxe.

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