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2023/03/13

Félix Ruiz de Arcaute: lecciones de intermediación en conflictos

 Cítese como:

Resumen / Abstract

Félix Ruiz de Arcaute van der Stucken (1927-1971) fue uno de los principales espeleólogos europeos del S. XX. En su trayectoria de investigación, larga para la época, realizó numerosas contribuciones entre las cuales destacaremos aquí su capacidad de buscar un entendimiento entre equipos de espeleólogos antagónicos, o incluso abiertamente hostiles entre sí. Considerando que esta es una valiosa enseñanza de la que nuestro colectivo puede beneficiarse actualmente, expondremos algunas situaciones conflictivas en las que intervino (Larra 1960, Cosyns-Queffelec, ARSIP, Lonné-Peyret...) y las claves principales que usó para contribuir a su resolución.

Félix Ruiz de Arcaute van der Stucken (1927-1971) was one of the leading European cavers of the 20th century. In his research career, long for the time, he made numerous contributions, among which we will highlight here his ability to seek an understanding between teams of speleologists who were antagonistic, or even openly hostile to each other. Considering that this is a valuable lesson that our group can currently benefit from, we will expose some conflictive situations in which he intervened (Larra 1960, Cosyns-Queffelec, ARSIP, Lonné-Peyret...) and the main keys that he used to contribute to their resolution.

1. EL ARTE DE TENDER PUENTES

En el siglo XX nació la espeleologia cientifica, que vivió su Edad de Oro en Larra, territorio fronterizo entre Francia y España. En torno a este lugar centró su actividad Félix Ruiz de Arcaute van der Stucken (1927-1971). Arcaute llegó a ser un personaje clave de la espeleología mundial (Ereña y Abendaño, 2007), hasta el punto de que, 50 años después de su muerte, una frase suya que refleja el carácter colectivo de la investigación del karst ("El eslabón no es nada ; lo que importa es la cadena") persiste como lema internacional de los espeleólogos.

Arcaute mostró una interesante capacidad de aglutinar a equipos de procedencias o intereses muy distintos. Este  aspecto, quizás el más determinante en la referencialidad de Arcaute, es el que trataremos de destacar hoy exponiendo diversas situaciones conflictivas en las que Félix intervino durante las aproximadamente dos décadas en las que se mantuvo en activo.

2. LAS BASES

Arcaute fue educado en valores liberales. En su adolescencia conoció la ocupación alemana de Bélgica, donde llegó a participar en sabotajes contra el ejército nazi (Gorosabel, 2021). Destinado a hacerse cargo de la gerencia de la empresa papelera familiar de Tolosa, (Guipúzcoa), fue enviado a Grenoble (Francia) a estudiar; allá conoció el mundo subterráneo.

Llegó a España en 1949, trabando relación con los espeleólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi donde encontró, en pleno franquismo, una interesante amalgama de gente de ideologías contrapuestas que compartían el interés por la ciencia. Simultáneamente tuvo que cumplir el servicio militar en Navarra, donde trabó relación con espeleólogos de Estella y Pamplona. Al mismo tiempo, siguió manteniendo relaciones con sus compañeros de Grenoble.

En 1954 los grupos con los que se movía Félix (Aranzadi, Pamplona, Estella) realizaron su primera campaña en Larra, macizo montañoso donde espeleólogos de diversas nacionalidades venían trabajando desde hacía medio siglo. De esta forma, Arcaute y compañía llegaban a su "mayoría de edad" subterránea, y se situaban en la élite de la espeleología europea. Asimismo,  establecieron relaciones con más grupos (Álava, Vizcaya, Burgos) e incluso realizaron la convocatoria de las I Jornadas Vasco-Navarras de Espeleología (Arantzazu, 1956) para  "estrechar los lazos entre espeleólogos del norte de España".

3. LARRA 1960

La expedición hispano-francesa de Larra en 1960 fue un punto de inflexión organizativo, tanto por sus dimensiones (más de 100 espeleólogos participantes) como por el hecho de ser la primera colaboración transfronteriza importante. En este contexto, un equipo de espeleólogos políglotas entre los que se encontraba Arcaute sirvió de enlace entre los expedicionarios de ambos lados de la frontera; en esa época, la distancia social, cultural y política entre los ciudadanos de ambas naciones eran mayores que ahora y Félix hizo un gran esfuerzo para promover la relación de los espeleólogos por encima de nacionalidades ("las palabras España y Francia son mortales para La Pierre Saint Martin"). La expedición fue un éxito, y Félix fue adquiriendo rodaje en el arte de limar asperezas, que ejercería en situaciones más complicadas como las que expondremos a continuación.

Félix Ruiz de Arcaute (izquierda) con el topógrafo Antoine Saunier, en la campaña de Larra 1960.  Fuente : archivo Jacques Sautereau de Chaffe.

4. DE LA COMPETENCIA A LA COLABORACIÓN

Tras la apertura de la segunda entrada al Sistema de la Piedra de San Martín (túnel de La Verna), el trabajo en la cavidad se facilitó de forma notable. Así, diversos grupos exploraban allá de forma simultánea, con los consiguientes problemas de coordinación que perjudicaban a la eficiencia de las exploraciones.

Por otra parte, a mediados de los años 60, los grupos de espeleología en la zona estaban polarizados en torno a dos figuras de referencia: Max Cosyns y Corentin Queffelec.  El primero, que venía trabajando en la zona desde la década de 1930, fue el promotor principal del Grupo Espeleológico de la Piedra de San Martín (GSPSM) que había conseguido en 1951 encontrar el primer acceso a un río subterráneo en la zona; pero a raíz de la muerte del expedicionario Marcel Loubens, fue marginado de dicho equipo prosiguiendo sus exploraciones primero en solitario, y a partir de 1960 con el Groupe Spéléo Hautes Pyrénées (GSHP). En cuanto a Queffelec, había entrado en el GSPSM como ingeniero mecánico para sustituir a Cosyns, tomando las riendas de este grupo y los que le sucedieron; tras la campaña de Larra 1960, Arcaute se convirtió en estrecho colaborador de Queffelec.

A pesar de trabajar en la misma zona, estos dos equipos se ignoraban entre sí. Reparando en lo absurdo de la situación, Arcaute y otros "conspiraron" para lograr un acercamiento entre Queffelec y Cosyns, que se reunieron finalmente en 1963, acordando trabajar en adelante de manera coordinada (Queffelec, 1968). 

5. CHOQUE DE GENERACIONES

Entre 1965 y 1967 se dio una situación interesante donde Arcaute no jugó exactamente el papel de intermediario, ya que estaba alineado con una de las partes; pero aun así merece la pena que reparemos en su intervención porque fue realmente constructiva.

En ese período, los equipos que trabajaban en el sistema de la PSM buscaban insistentemente una tercera entrada que permitiera ahorrar las larguísimas marchas de aproximación a los terminus de exploración río arriba. El equipo que trabajaba en el paraje denominado Arres d'Anie estaba compuesto de una amalgama de jóvenes  unidos bajo el nombre Basabürüko Lezentzat (BL), que exploraba varias simas de gran profundidad bajo la dirección de Cosyns.

En la primavera de 1966, la mayoría de estos equipos se habían integrado en la Association pour la Recherche Spéléologique Internationale á la Pierre-Saint-Martin (ARSIP); ese año todos los ojos estaban sobre los jóvenes del BL, que eran quienes más posibilidades tenían de "pinchar" el sistema de la PSM.

En este momento histórico se enfrentaron dos formas de entender la espeleología: los jóvenes de los Arres usaban la nueva técnica de exploración con sólo cuerda, que permitía incursiones rápidas con poco material; el estilo de Arcaute y sus amigos, en cambio, era el clásico: expediciones pesadas, lentas, numerosas, con escalas y cuerdas de seguro. Esto produjo rifirrafes de alto voltaje que enrarecieron el ambiente entre los espeleólogos.

El 23 de agosto se preparaba el ataque definitivo a la sima conocida actualmente como Basabürüko Lezia o Tête Sauvage.  Arcaute solicitó formar parte del equipo de punta, pero los jóvenes lo rechazaron. Félix aceptó la negativa; pero consciente de lo que estaba por suceder, preparó el famoso texto que los exploradores llevaron al fondo de la sima: “Hasta aquí llegaron los hombres de punta del Basabürü, que bajaron desde los Arres d'Anie a la sima de la Tête Sauvage, en el contexto de las operaciones organizadas por el ARSIP. Estos hombres no representan más que el último eslabón de una larga cadena de personas y esfuerzos iniciada en 1950. El eslabón no es nada, lo que importa es la cadena" (ARSIP, 2016). 

Arette 1966, rueda de prensa anunciando la unión Tête Sauvage - PSM. De izquierda a derecha: Roger Marcorelles (BL), Jean-Marie Lonné-Peyret (alcalde), Arcaute, Cosyns, Jean-Claude Alibert (BL), Queffelec. Fuente : archivo Jacques Sautereau de Chaffe.

6. DESAVENENCIAS EN ARSIP

Los problemas que había en Larra no eran únicamente generacionales. La razón de ser de ARSIP era coordinar equipos que no se llevaban bien entre sí, e inicialmente las tensiones internas fueron constantes. Esto dio a Félix sobradas ocasiones para poner a prueba sus habilidades speleo-diplomáticas, sin llegar nunca a cortar la comunicación con sus principales adversarios: "(...) el ARSIP no es más que una ficción pseudo-jurídica útil solamente cara al exterior, para obtener eventualmente apoyos oficiales. Pero si no está realmente sancionada por una auténtica AMISTAD entre sus componentes, no tiene más valor que el papel higiénico sucio que no se osa tocar más que con pinzas. Cuando dimití de esta minúscula organización devenida un insignificante gallinero hace unos 15 meses, calculé que os harían falta dos años para daros cuenta de ésto, o llegar a la descomposición total. Por tanto, es tiempo de que intentéis tirar a la basura vuestras pequeñas ambiciones y vuestros pequeños rencores, (...) Isaac y yo no tenemos inconveniente en volver al ARSIP si las cosas empiezan a funcionar entre vosotros. (...) Y no olvides que como españoles, es decir como buenos anarquistas, las palabras «Organización oficial» son para nosotros sinónimo de «canasta de cangrejos»... Termino este sermón apostólico y ligeramente nacionalista deseándote unas buenas Navidades." (carta a Rubén Gómez, 8 de diciembre de 1969).

Afortunadamente, Félix no acertó en sus previsiones y el ARSIP sigue existiendo, gozando por cierto de muy buena salud.

7. LONNÉ-PEYRET

El último conflicto en el que Arcaute intervino  ilustra el carácter colectivo de la espeleología, al tiempo que da una lección de ética. 

A finales de julio de 1970, Félix prospectaba en Larra con el CRSL de Lieja (Bélgica). Desobstruyeron la sima hoy conocida como GL-4 Lonné-Peyret; y aunque Arcaute tuvo que marcharse, los belgas la siguieron  explorando hasta -120 m. Ya de vuelta en Bélgica, escribieron a Félix informándole de los avances en la sima, que denominaron "Gouffre Yvette". 

Pocos días después, Arcaute volvió a la cavidad con otros amigos. Tras descender el primer p13, se quedaron en la cabecera del siguiente (sin saber que los del CRSL ya lo habían descendido el 28 de julio) y, juzgándolo interesante, pasaron la información al grupo Fontaine-La-Tronche, quienes junto al SC de Rouen (Arcaute tuvo que marcharse de nuevo) procedieron a la exploración llegando hasta -320 m. de profundidad, donde localizaron un gran río. Este hallazgo fue sensacional, dado que se trataba de la segunda gran red subterránea localizada en Larra, tras 20 años de búsqueda. 

Cuando llegó a su casa, Arcaute encontró la carta de los belgas informándole los hallazgos del 28 de julio, y se dio cuenta de lo sucedido. La cuestión es que en la organización de la exploración no se tuvo en cuenta el trabajo previo de los jóvenes de Lieja, e incluso se desechó el nombre que ellos habían dado a la sima para denominarla con el del alcalde de Arette, queriendo agradecer a este la ayuda brindada a los espeleólogos durante décadas. Arcaute consideró esto una injusticia hacia los belgas, y se enfadó mucho con Queffelec por ello (Gorosabel, 2021).

Aun así, Félix siguió buscando un entendimiento entre las partes, apelando a la amistad que le unía con ambas, como puede verse en estos dos fragmentos de sendas cartas que Arcaute envió a cada uno de los equipos en liza:
"(...) siempre he sentido la pérdida de una amistad como una verdadera mutilación. Particularmente difícil y penosa cuando me he visto obligado a realizar yo mismo la operación. En espeleología, nada duradero puede realizarse sin ella." (carta al SC de Rouen, 31-8-1970).

"También se forman sólidas amistades. Creo que ya conocéis las que me unen a vosotros. También os he hablado de las que me unen a Jacques Sautereau y a Michel Luquet.  (...) si vosotros decidís hacer equipo con ellos y con otros que todavía no conocéis, llegaréis a experimentar la misma solidaridad que sentís en este momento entre los miembros de vuestro pequeño grupo (...)" (carta al CRSL, 4-10-1970).
En esas estaba Félix, cuando un accidente en la propia sima Lonné-Peyret se lo llevó.

8. CONCLUSIÓN

Félix Ruiz de Arcaute siempre trató de transmitir a sus compañeros espeleólogos: que el cultivo de las amistades personales es un factor de unión mucho más sólido que cualquier vínculo documental o asociativo; también demostró que incluso es posible trabajar sin amistad de por medio, o cuando existe una manifiesta animadversión. Para ello hay que trabajar sobre los intereses comunes, obviando las diferencias.

Agradecimientos

A la familia Ruiz de Arcaute Irazuzta, Adolfo Eraso Romero, Jacques Sautereau de Chaffe y Dominique Queffelec, que han aportado su valiosa documentación, archivo epistolar y testimonios.

Referencias

  • ARSIP. (2016) Jonction Tête Sauvage Pierre Saint-Martin. 30 août 1966. Une aventure des Basaburu. 50ème anniversaire. ARSIP Info hors-série.
  • Eraña, Carlos, Abendaño, Víctor. (2007) Félix Ruiz de Arcaute, una vida de descubrimientos y exploraciones subterráneas. Revista Karaitza 14:26-37. UEV, Oñate.
  • Gorosabel, Oier. (2021) Harria eta papera. Felix Ruiz de Arkaute van der Stucken-en biografia. Tolosako Udala, Tolosa. Pp.110-116.
  • Queffelec, Corentin. (1968) Jusqu’au fond du gouffre. Record du monde à la Pierre Saint-Martin. Tome 1. Spéléo éditions, Bonnieux, 1994. Pp.109-110.

Resumen vídeo

2022/11/03

Armintxe, statu quo


 A raíz de un reportaje que ha salido estos días en El Correo... https://www.elcorreo.com/bizkaia/costa/microplasticos-llegan-fondo-20221101184103-nt.html 

...hemos hecho una pequeña intervención en Radio Euskadi, sintetizando el problema de las inundaciones y dando unas claves para su resolución. https://www.eitb.eus/eu/nahieran/irratia/radio-euskadi/boulevard/osoa/9003475/ (entre los minutos 3h21'00"-3h32'20")

Aqui esta la revista que mencionamos en la radio, con el articulo de César Gonzélez. https://www.bizkaia.eus/kultura/ondarea/kobie/argitalpenak.asp?ID=110&imagen=KOBIE_BAI_8_web.JPG&serieID=7

2022/08/18

Félix Ruiz de Arcaute, forjador de cadenas

Cítese como:

  • GOROSABEL, Oier. 2022. Félix Ruiz de Arcaute, forjador de cadenas. Proceedings of the 18th International Congress of Speleology. Karstologia Mémoires 22(II):225-228. Union Internationale de Spéléologie, Savoie Mont Blanc.

Resumen / Abstract

Félix Ruiz de Arcaute van der Stucken (Amberes 1927 - Arette 1971) conoció el mundo subterráneo en Grenoble a fines de la década de 1940; se trasladó después al País Vasco, donde fue uno de los principales promotores de la espeleología local. A partir de 1960, exploró el macizo de Larra (Piedra de San Martín) en colaboración con numerosos grupos europeos. A lo largo de toda su vida, defendió que bajo tierra los personalismos no tienen cabida, y que toda exploración e investigación es fruto del trabajo en equipo. Siendo notoria su trayectoria, fuera de alguna frase emblemática los espeleólogos actuales (e incluso muchos de sus contemporáneos) ignoran gran parte de su vida. Fruto de una investigación biográfica en curso, en este artículo exponemos algunos aspectos poco conocidos de Arcaute, y tratamos de explicar por qué, cincuenta años después de su muerte, sigue siendo un espeleólogo referencial a nivel europeo.

Félix Ruiz de Arcaute van der Stucken (Antwerp 1927 - Arette 1971) got to know the subterranean world in Grenoble in the late 1940s; He later moved to the Basque Country, where he was one of the main promoters of local speleology. Starting in 1960, he explored the Larra massif (Pierre Saint Martin) in collaboration with numerous European groups. Throughout his life, he defended that in the underworld there is no place for personalities, and that all exploration and research is the result of teamwork. His career being notorious, outside of some emblematic phrase, current speleologists (and even many of his contemporaries) ignore much of his life. As a result of an ongoing biographical investigation, in this article we expose some little-known aspects of Arcaute, and we try to explain why, fifty years after his death, he continues to be a leading speleologist at European level.

1. “El belga” de Tolosa

La familia Ruiz de Arcaute estaba vinculada con la industria papelera de Tolosa (Guipúzcoa) desde antaño. No obstante, Vicente, el padre de Félix, no siguió la tradición familiar e hizo la carrera militar; aunque una enfermedad le obligó a retirarse del servicio y pasar su convalecencia en las montañas suizas. Allá conocería a la belga Senta van der Stucken, quien se convertiría en su esposa. Se trasladaron a Bélgica en torno a 1923, y Vicente se hizo cargo de la fábrica de harina que poseía la familia Van der Stucken en el puerto de Amberes. Allá nacieron sus dos hijos: Miguel (1925) y Félix (1927).

Félix tuvo una infancia acomodada: tenían una casa en Biarritz (Labourd) y otra en Villars (Suiza), donde nació su afición a la montaña. Fue un joven rebelde, emprendedor y con espíritu libre: fue expulsado de varios centros, hasta que recaló en el Nid d'Aiglons (Heide – Kalmthout), escuela belga basada en los principios y la lengua de la República Francesa cuyo ambiente libre y sus compañeros -de diversa extracción social y geográfica- le dejaron una profunda impronta. Cuando los nazis ocuparon Bélgica, Félix tenía 14 años; las experiencias  de esa época -supervivencia, desapariciones forzadas, sabotajes- acentuaron su capacidad de liderazgo y sus ansias de libertad.

El futuro de Félix estaba encaminado a llevar las riendas del negocio familiar: la fábrica de papel “La Esperanza” de Tolosa. Para ello, fue enviado a Grenoble, principal centro europeo de formación en ingeniería del papel. Fue estando allí cuando tuvo su primer contacto con la espeleología, nada menos que en la red subterránea del Dent de Crolles; allá quedó cautivado por la sensación de penetrar en territorios jamás explorados.

Arcaute viajó por primera vez a España en 1949, pero no para quedarse en Tolosa sino para realizar un ineludible trámite previo: el servicio militar. Realizó éste entre los años 1951 y 1953 en la localidad de Estella (Navarra), con libertad para moverse por la provincia y en la vecina Guipúzcoa.

Félix Ruiz de Arcaute en 1946. Fuente : archivo Ruiz de Arcaute Irazuzta

La sociedad que encontró recién salía de los años de escasez y pobreza tras la Guerra Civil Española; Félix aterrizó en ella como un extraterrestre: culto, rico, disciplinado, deportista... y sin desenvolverse aún en castellano (idioma que conocía por su padre, pero sin llegar a dominarlo).

Ya en invierno del 50-51 se inscribía en la Sociedad de Ciencias Aranzadi, donde se incorporó a la exploración del sistema subterráneo de Gesaltza (Oñate) y a la confección del Catálogo Espeleológico de Guipúzcoa, que le permitiría conocer otras zonas de la provincia. Además, en Navarra contactó con la sección de espeleología del Instituto Príncipe de Viana (IPV) y transmitió su pasión a algunos compañeros reclutas, con los que puso las bases del Grupo de Espeleología de Estella (SANTESTEBAN 2006). Por otra parte, mantuvo la relación con sus amigos de Grenoble: en 1953 colaboró en el rodaje del film “La Riviére sans Étoiles”, y en las prospecciones en el macizo de Vercors, participando en el descubrimiento de la Gouffre Berger. Arcaute mantendría esta tendencia a colaborar con diversos grupos de espeleología durante toda su vida (EEE, 1980).

2. Forjando cadenas

Félix Ruiz de Arcaute participaría en la mayoría de exploraciones importantes que tuvieron lugar en el País Vasco y alrededores.

Durante la dictadura, la frontera franco-española era difícil de franquear, pero las prerrogativas de Félix le permitían traspasarla; por eso, Arcaute jugó un papel clave a la hora de proveer a diferentes grupos de espeleología con materiales inalcanzables en España como escalas de aluminio, cuerdas de nylon, anclajes... En los años 50 participó en innumerables exploraciones como las de la sima Etxaleku, Aitzbeltz, Ormazarreta, Torca del Carlista, Mairuelegorreta... en el País Vasco, y también otras campañas importantes como las de Ojo Guareña (Burgos) o la propia Gouffre Berger (ERAÑA & ABENDAÑO, 2007). Entre 1954 y 1955, sus amigos de Grenoble habían seguido explorando esta sima hasta -985 metros, batiendo el récord mundial de profundidad de la Sima de la Piedra de San Martín. Por ello, para 1956 se planificó una campaña especial, la “Operación -1000”, convocando a grupos de espeleología de todo el mundo para que ayudaran en la empresa, y al mismo tiempo sirvieran de testigos que certificaran la superación por primera vez en la historia de los simbólicos 1000 metros de profundidad. Arcaute, por supuesto, no quiso faltar y acompañado de Isaac Santesteban (IPV) se desplazó en moto hasta el Vercors. Allá les tocó trabajar duramente en el equipo que instaló la sima hasta -900 m., preparándola para que el equipo de punta pudiera seguir la exploración. En esa campaña se alcanzaría la profundidad de -1122 m (MARTÍN, 2005).

En cuanto a las diferentes áreas de trabajo de la espeleología, puede decirse que Félix se especializó en la más clásica de ellas, cual es la exploración de punta. Por otra parte, también trabajó mucho la fotografía: muestra de ello es su vasta colección personal de imágenes, que dejan ver un notable dominio de las técnicas de iluminación, y el hecho de que en las I Jornadas Vasco-Navarras de Espeleología una de las conferencias que impartió Arcaute versara sobre fotografía subterránea. Estas jornadas, primer congreso espeleológico de la historia de España, fueron organizadas por Aranzadi precisamente a propuesta de Arcaute, para “estrechar los lazos entre espeleólogos, aumentar el prestigio de la espeleología e intercambiar datos y experiencias” y fueron también escenario de fogosas discusiones entre quienes entendían esta actividad como deporte (casi todos los espeleólogos españoles) y los que defendían su carácter de ciencia (la mayoría de grupos vascos más el Edelweiss de Burgos). Félix se alineaba apasionadamente con estos últimos.

Todos los que conocieron a Arcaute coinciden en señalar que era alguien fuera de lo común, con una personalidad difícil: fuerte, emprendedor, crítico, intolerante, irascible, a veces « insoportable»; pero, al mismo tiempo, amistoso, solidario, sincero y generoso. Según sus amigos de cuevas, Arcaute era « una fuerza de la naturaleza (...) con una voz capaz de hacer caer las estalactitas » (MARRY, 1977). Siempre dispuesto a ayudar, era el líder natural del grupo, y como tal, siempre se preocupaba por la seguridad de sus integrantes, marchando el último en muchas ocasiones para vigilar la progresión de los demás. Muchos de sus compañeros recuerdan una frase suya: « en horizontal, democracia; en vertical, dictadura », que venía a significar que en las galerías horizontales cada uno podía hacer lo que quisiera, pero que en los pozos verticales era imprescindible un jefe que coordinara a todos.

Fuera de su vida subterránea, Arcaute se había casado en 1955 con la tolosana María Dolores Irazuzta; con ella tuvo tres hijos: Elsa, Vicente y Pedro. Como gerente de la papelera, tenía una gran implicación con la fábrica; y personalmente, más que la parte administrativa, le gustaba más la productiva, es decir, andar entre las máquinas. La fábrica le acostumbró a manejar gente y recursos, lo que según sus compañeros espeleólogos acentuó su capacidad de liderazgo. Y por cierto, la técnica de exploración subterránea también le resultó útil alguna vez en el exterior, como en las grandes inundaciones de Tolosa en octubre de 1953: con un bote neumático, fue rappelando de farola en farola a lo largo de las calles inundadas, consiguiendo llegar desde su casa hasta la fábrica, a donde entró disciplinadamente a su hora habitual.

De todas formas, Félix no encajaba muy bien entre la gente « normal » de Tolosa: aparte de su extraña afición por las cuevas, leía mucho. Autores como Carl Gustav Jung, Teilhard de Chardin, Arthur Koestler... se contaban entre sus favoritos. También amaba la música, sobre todo la de Johann Sebastian Bach. A pesar de ser católico, no iba a misa (salvo cuando era cantada); ya que era bastante anticlerical y no le gustaba el dogma. De hecho, se sentía más próximo a la libre interpretación de la Biblia que defendían los protestantes. Arcaute era por tanto un hombre de una rica vida interior; y a pesar de que estimaba a sus paisanos, no encontraba su lugar en el ambiente de cuadrillas, sociedades gastronómicas y catas de sidra.

3. La inflexión de Larra

En 1960, el grupo del IPV organizó las V Jornadas Vasco-Navarras de Espeleología en Larra. En este enclave que ha sido llamado el “Himalaya de la Espeleología”, las fronteras políticas no corresponden con la hidrología, por lo que la colaboración internacional es imprescindible. Así, los espeleólogos contaron con la ayuda de la empresa Electricité de France (EDF) y los Ejércitos español y francés para montar una gran expedición; entre los diversos trabajos abordados en la misma se realizó una topografía de precisión de la Sima de la Piedra de San Martín que permitió perforar el túnel de La Verna. Entre los  más de 100 espeleólogos que participaron en la operación se encontraban los de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, capitaneados por Arcaute. 

En esa época, la sección de Aranzadi vivía una crisis generacional: la mayoría de los espeleólogos de los años 50 habían ido dejándolo por motivos laborales o familiares; y a principios de los años 60, Félix se quedo solo en Guipúzcoa. Aun así, siguió en su línea de colaboraciones con los demás grupos y Larra se convirtió en una cita anual ineludible: todos los años, mientras la familia veraneaba en San Sebastián, Arcaute pasaba casi un mes entero en aquel “hotel de mil estrellas”.

De una forma natural, Félix adoptó el papel de enlace entre los diversos grupos de espeleología que confluían en este enclave. Su propio carácter internacional (belga, flamenco, español, vasco, de cultura francesa…) le llevó a defender que en Larra era necesario promover la colaboración por encima de nacionalidades,  considerando que « las palabras España y Francia son mortales para la Pierre Saint Martin ». En 1961, protagonizó con sus compañeros Juan San Martin y Antonio Arratibel una incursión memorable y genial, en la que siguiendo las deducciones derivadas del análisis hidrogeológico de la sala de La Verna, previeron la existencia de la Galería Aranzadi en un lugar que no podían divisar con los sistemas de iluminación de la época, y tras realizar una escalada la localizaron en el lugar previsto. Tras acceder a ella, encontraron dos continuaciones principales: a una de ellas la denominaron María Dolores (en honor de la esposa de Arcaute) y a la otra Martine; por esta última, poco tiempo después Félix y sus amigos batirían de nuevo el récord mundial de profundidad (QUEFFELEC, 1968).

No obstante, la gran dimensión de esta red subterránea ocasionaba algunos problemas: había varios grupos de espeleología explorando en diferentes sectores, no siempre bien coordinados, y a veces hostiles entre sí. Comprendiendo que esto perjudicaba a la eficiencia de las exploraciones, Arcaute trabajó para acercar a las partes en conflicto: sus gestiones fueron clave para coordinar a los grupos dirigidos por Corentin Queffelec, Max Cosyns y el IPV. Tras un largo proceso, en 1966, entre todos ellos conformaron la Association pour la Recherche Spéléologique Internationale á la Pierre-Saint-Martin (ARSIP); esto redundó en beneficio de la coordinación, y ese  mismo año los espeleólogos localizaron en las Arres de Anie la sima Basabürü (topónimo mal traducido como Tête Sauvage), nueva entrada al sistema que en adelante fue clave para el desarrollo de las exploraciones.


Figura 2 : Félix y su familia (Elsa, Vicente, María Dolores y Pedro) en la estación de esquí de Candanchú, en el invierno de 1970-71. Fuente : archivo Irazuzta.

4. La dimensión intelectual

Ya hemos mencionado que en Guipúzcoa Félix se encontraba fuera de lugar; pero en Larra halló gente de su misma cultura, con la que compartía muchas cosas. No coincidían en todo, por supuesto. Más bien al contrario: las discusiones sobre filosofía, teología, metafísica, política y demás eran tremendas, sobre todo con su íntimo amigo Queffelec. Pero Félix, amante de la polémica, se encontraba “en su salsa”. Por otra parte, siendo muy crítico con el régimen de Franco, no aceptaba las opiniones de extranjeros sobre política española; decía que « éso ya lo discutiría con los suyos, pero no con los franceses ».  

Debemos tener en cuenta que allá se juntaba gente de muy diferentes ideas; pero, siguiendo la tradición espeleológica, se evitaba tratar de temas conflictivos para centrarse en el interés común, que eran las cuevas. Aun así Arcaute tenía una marcada línea ideológica (de derechas, antifascista y anticomunista) y pocos pelos en la lengua, por lo que cabe pensar que en aquellas sobremesas no faltarían las pullas; habida cuenta que en la Francia de aquella época los movimientos de izquierda estaban en plena ebullición. Félix seguía con interés los acontecimientos políticos: la primavera de Praga, las protestas por Vietnam, el mayo de París y las masacres de México en 1968, el proceso de Burgos y el secuestro del cónsul alemán Beihl en 1970…

Como muchos intelectuales de la época, Arcaute creía que la humanidad se encontraba en un cambio de era; concretamente, en la transición de la Era de Piscis a la de Acuario. En su caso, esta idea provenía de sus lecturas de Jung, y en las cartas que intercambiaba con sus amigos franceses pueden leerse muchas páginas al respecto. Según esta teoría, se avecinaba el surgimiento de una nueva religión, nuevo mesías incluido. En torno a 1969, Félix dio forma a estas inquietudes escribiendo “Le Livre du Berger”, novela ambientada en la España del siglo XXII. En este trabajo inédito, Arcaute presenta una curiosa síntesis de sus pensamientos haciendo una especie de parodia de la Biblia con la participación de fariseos católicos, un Poncio Pilatos norteamericano, guardias civiles en el huerto / parque de Getsemaní… El libro tiene incluso algún guiño espeleológico como el nombre del protagonista (Berger) y el seudónimo usado para firmar el libro, “Pierre Saint Martin”. Félix, sin duda, era consciente de que en esos años algo asi era impublicable en España; por eso pasó el original a sus amigos de Larra, con la intención de publicarlo en Francia. Pero estos planes quedaron truncados por su muerte, y el manuscrito arrinconado.

5. La promesa de Arcaute

El hallazgo de la sima de Basabürü aceleró el ritmo de exploración del Sistema de la Piedra de San Martín. Además, las prospecciones en las Arres de Anie permitieron el hallazgo de muchas nuevas cavidades, entre ellas el segundo gran sistema de Larra a través de una sima que atrajo la atención del mundo espeleológico internacional, y a la que se dio el nombre del alcalde de Arette: Jean-Marie Lonné-Peyret.

Arcaute había prometido a su familia que 1971 sería su último año en Larra. Y es que para entonces tenía ya 43 años, edad hoy día bastante normal para un espeleólogo, pero en aquella época muy avanzada; baste tener en cuenta que la mayoría de sus compañeros de exploración tenían entre 18 y 25 años. Estos jóvenes admiraban a Félix por su experiencia y buen hacer, pero él tenía claro que su tiempo había pasado y que era el turno de la siguiente generación. Lo ilustraba con otra frase que sus amigos recuerdan frecuentemente: « los viejos, al cubo de la basura; y cerrando la tapa después, para que no huelan ».

Ese verano, Arcaute realizó una dura campaña de 15 días en el sector de Leizerola con sus amigos del IPV: muchas simas, tiempo pésimo, poco descanso. Seguidamente, se dirigió a la sima Lonné-Peyret con otro miembro de Aranzadi, pues se había comprometido con dos jóvenes de Grenoble a hacer una exploración en el sector río arriba. Allá tuvo un percance con la cuerda, quedando bloqueado bajo una cascada helada; a pesar de sus intentos de ayudarle, los esfuerzos de sus compañeros fueron en vano y tras 20 minutos de lucha Félix se rindió, dejando la vida en su tan amado macizo de la Piedra de San Martín.

La muerte de Arcaute sacudió el panorama espeleológico internacional, donde tan profunda huella había dejado. Como consecuencia directa, se produjo un gran impulso del espeleosocorro en Europa, con los franceses a la cabeza, y se desarrollaron técnicas de rescate para poder resolver situaciones de ese tipo. Actualmente, una frase acuñada por Félix durante las exploraciones de la Piedra de San Martín (« el eslabón no es nada: lo que importa es la cadena ») sigue siendo usada entre espeleólogos de todo el mundo para representar la labor de equipo que es imprescindible para desarrollar su trabajo.

6. Conclusión

Es fácil trabajar con gente que piensa igual que nosotros; lo que realmente tiene mérito es hacerlo con gente con la que no estamos de acuerdo. De las muchas cosas que se podrían decir de Félix Ruiz de Arcaute, queremos destacar en esta ocasión la capacidad que tuvo para agrupar a diversos equipos espeleológicos por encima de viejas rencillas y conflictos generacionales. Ejemplo que sin duda puede servir de inspiración para superar los conflictos que, también hoy día, no nos faltan en el mundo espeleológico.

Agradecimientos

A todas las personas que han compartido conmigo sus recuerdos y/o archivos sobre Félix, entre los que debo destacar a Isaac Santesteban, Adolfo Eraso, Eugenio Roa, José Luis Txintxurreta, Madeleine Cabidoche, Juan Mari Feliu, Rubén Gómez, Jose Mari Sáenz, Pierre Accoce, Michel Douat, Jacques Sautereau de Chaffe, Ernesto Nolte, Fermin Leizaola, Dominique Queffelec, Miguel Angel Martin Merino, Josu Granja y muy especialmente a Pedro y Elsa Ruiz de Arcaute Irazuzta.

Referencias

Resumen video en 9'.

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